viernes, 8 de mayo de 2015

Lucha contra la obsolescencia programada



La obsolescencia programada (OP) consiste en una limitación que establece el fabricante de un bien, para acortar su vida útil y así generar más consumo.

La  OP es conocida desde hace años y está en el punto de mira de asociaciones de consumidores y gobiernos porque se considera una mala práctica comercial.

El primer caso conocido fue el de las bombillas de filamento incandescente. Al parecer eran eternas –y de hecho en Nueva York hay una en un parque de bomberos encendida desde hace 100 años -, y más tarde, para asegurarse su venta, los fabricantes pactaron acortar su vida a 1.000 horas de uso.




Las maneras de asegurarse que un producto dura lo justo, ni demasiado poco para que no esté en garantía son diversas. Desde provocar una avería cara hasta hacer el producto incompatible con nuevos stándares o requerimientos.




Por ejemplo, para asegurarse que los televisores actuales no duren eternamente, se les instala una fuente de alimentación que trabaja muy justa para la tensión que debe dar provocando el agotamiento prematuro de unos condensadores. Costaría lo mismo hacerla más potente, pero al hacerla justa, sufre un envejecimiento prematuro y en pocos años debe ser sustituida. También el sistema de carga de los móviles suele ser especialmente débil para evitar que nos duren demasiado. 



En la informática, los sistemas operativos, especialmente windows y los programas, requieren un hardware cada vez más potente, haciendo inoperativos los equipos más antiguos. Prueba de ello es que sistemas libres basados en Linux, no precisan prácticamente más recursos que hace 20 años.

 

Incluso ha habido sospechas fundadas de que había elementos que incorporaban instrucciones en un chip para provocar en una fecha el cese del servicio de un electrodoméstico ya que había aparatos que misteriosamente fallaban de repente y todos con una edad muy aproximada.

Primero Francia y luego toda la UE, a raíz de asociaciones de consumidores en contra de la Obsolescencia Tecnológica programada, han empezado a legislar en contra de la OP estableciendo hasta penas de cárcel, para luchar contra esas prácticas y conseguir diseños de aparatos que faciliten la reutilización, el arreglo, el despiece y el desmontaje. También la existencia de repuestos después de finalizado el período de fabricación del equipo en cuestión. 




Es muy difícil en muchos casos demostrar mala fe, pero en otros se pueden dar pasos en poco tiempo.

Por ejemplo en el automóvil:  

 Si se te estropea la bomba de frenado, ahora tienes que renovar un bloque de piezas de elevado precio ya que incluye la centralita del ABS, la bomba de pistón, el servofreno y las tuberías de enganche. 



En cambio en los 90, no sólo tenías estos elementos por separado sino que existían kits de reparación, con las piezas necesarias para reparar el elemento estropeado: (unas arandelas, unas juntas unos retenes y poco más).  
Todo para facturar piezas caras y para que el mantenimiento de un vehículo de cierta edad sea insostenible.


  
Esperemos que este movimiento, que además tiene repercusiones positivas medioambientales, de sus frutos a pesar de las presiones de los lobbys y de unos consumidores poco interesados muchas veces ya que la avería es una disculpa para renovar y disfrutar de lo último.


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