viernes, 30 de enero de 2015

La propagación del Wifi en una vivienda.

A veces la señal de wifi parece ser muy caprichosa. Hay mucha señal en una habitación, pero justo en un rincon, casi no llega la señal.

Es debido a que el wifi es una radiación electromagnética a la que afectan tanto la distancia pero también los obstáculos, especialmente paredes y electrodomésticos.



La señal no se ve, pero para imaginarlo es  más adecuado pensar en como se propaga el sonido: se propagaría por las zonas abiertas pero tendría problemas con las paredes y puertas cerradas. En el caso del wifi además ciertos materiales permiten su paso mucho peor que otros: metales, azulejos y baldosas.

Un un artículo del año pasado en Ars Technica sobre esas extrañas «zonas muertas» enseñaron cómo unos ingenieros «mapearon» la potencia del wifi sobre cada punto del plano de usa casa como ondas que viajan y se deforman, resolviendo la llamada ecuación de Helmholtz. 



El resultado es la imagen de esta anotación, que puede ayudar a entender mucho esa propagación irradiada desde el punto principal: el router wifi que cual tótem domina muchas casas.
En general estos son los detalles que se suelen recomendar para mejorar la cobertura del wifi a nivel casero:
  • Probar a instalar el router a diferentes alturas, no necesariamente en el suelo. Cuanto más alto, mejor.
  • Instalarlo lo más cerca posible de las zonas donde se va a utilizar principalmente, a ser posible sin obstáculos.
  • Una vez en su sitio, probar incluso pequeñas variaciones de orientación, posición y mover la antena comprobando qué tal se comporta la conexión.
  • Evitar los muros de carga; son los más impenetrables.
  • Evitar las ventanas o el wifi «se irá a la calle».
  • Evitar colocarlo cerca de otros equipos y electrodomésticos; son fuente de interferencia y lo más conveniente es alejarlos.
Si hay superpoblación de wifi en el edificio  también pueden surgir problemas. Se puede chequear en la configuración del router que estén activados los modos de salto de canal, búsqueda automática y multifrecuencia para evitar usar siempre el mismo canal, que quizá esté saturado.


Nuevos materiales que permiten construir un puente en una tarde.

Este es un puente marca Flexiart.



Está fabricado esta la empresa y tiene como característica principal que sus piezas vienen prefabricadas y que los arcos que lo forman están formados por piezas unidas por una capa elástica, de tal modo que al levantarlas, debido al peso de estas, adquieren la forma curva necesaria; una vez apoyadas sobre los soportes previamente costruidos, su propio peso y la tensión que ejercen contra estos se aseguran de que se mantengan en su sitio.

Dicho de otra manera, las piezas vienen planas en un camión y se arquean solas al levantarlas con la grua.

Un puente como este se puede montar en una tarde, dejando aparte la fabricación y colocación de las zapatas; queda también cubrirlo de tierra y construir la calzada que va a pasar por encima, pero se ganan meses sólo al no montar la estructura de forma tradicional.

Los puentes Flexiarch pueden fabricarse en medidas de 3 a 15 metros, aunque se pueden colocar varios seguidos para alcanzar mayores longitudes.

El secreto del puente está en la precisión de los cálculos de las medidas y en haber conseguido un material con la flexibilidad justa como para ser luego sólido y robusto.

viernes, 23 de enero de 2015

Reflexiones acerca del frio....



Todos lo hemos sentido, pero el frío como tal no existe, aunque en estos días de invierno y temporal suene raro: no puedes medir la cantidad de frío de una cosa sino su temperatura, y es precisamente la pérdida de temperatura, la pérdida de energía de los átomos que nos forman, lo que hace que tengamos la sensación que llamamos frío.

Para que se produzca esa pérdida de temperatura nuestros átomos tienen que acercarse, aunque nunca estarán en contacto con ellos, a otros a los que pasarles el calor, otros que estén a menos temperatura, otros que se muevan menos.

Por eso se muere de frío más rápido sumergido en agua que en nieve, ya que la primera tiene más átomos que la segunda en el mismo volumen; por eso puedes meter la mano en un horno caliente sin quemarte pero si tocas una sartén a la misma temperatura te quemas, pues el aire tiene muchos menos átomos en el volumen de este que rodea tu piel que la sartén en la superficie en la que la tocas.




Esta propiedad se mide en la llamada tasa de trasferencia térmica. Nadie muere a 17 grados, pero estar en el mar a 17 grados es una muerte segura tras unas horas
 
Esto es nada menos que la segunda ley termodinámica en acción: el universo se empeña en igualar la temperatura de todo, hasta que todo quede en equilibrio.



Así que el frío es en realidad el universo que te roba calor; el frío no entra por una ventana mal aislada o abierta, es el calor el que sale.

Estar vivos supone, por el contrario, acumular energía y guardárnosla para hacer cosas con ella; que sean más o menos interesantes ya depende de ti.

lunes, 12 de enero de 2015

Peligro en el Ártico

Faros radiactivos abandonados en el Ártico ruso

En la época de la Unión Soviética, el Partido Comunista decidió construir una cadena de faros que guiaran a los buques en los oscuras y largas noches polares a través de las costas inhabitadas del país. Al estar situados en zonas a cientos de millas de cualquier lugar habitado los faros debían ser totalmente autónomos. Se optó por instalar pequeños generadores nucleares que proporcionarían electricidad a los faros durante años, sin necesidad de intervención humana.

El colapso de la Unión Soviética llegó hasta los faros nucleares de las remotas tierras del norte. Éstos dejaron de funcionar tiempo después, principalmente debido a la llegada de buscadores de metal que los asaltaron para llevarse todo lo que encontraran en su interior –incluyendo tal vez una buena dosis de radiación.

 

 Los faros utilizan un tipo de Generador Termoeléctrico de Radioisótopos (GTR), “un simple generador eléctrico que se alimenta por desintegración radiactiva.”

 Es el tipo de fuente de energía que proporciona electricidad a diversas sondas espaciales, entre otras la míticas sondas Voyager –lo que las permitió seguir funcionando y enviando datos aún cuando estaban ya muy lejos de la luz solar.

 En un GTR el calor se libera al desintegrarse un material radiactivo y se convierte en electricidad por medio de una serie de termopares.


Es decir, que la energía se produce a partir del calor originado por el GTR. Por tanto el riesgo tiene su origen en el propio material nuclear en descomposición. Los GTR utilizan normalmente estroncio-90 que está clasificado como fuente de categoría 1: máxima peligrosidad que puede producir graves quemaduras y la muerte por exposición.



Actualmente todos los GTR instalados en los faros han superado su tiempo de vida. Según el Organismo Federal de Energía Atómica de la Federación de Rusia (Rosatom), de entre los más de 650 GTR que es necesario retirar y sustituir en Rusia, 200 está (o estaban) instalados en faros de las regiones de Murmansk y Arkhangelsk, una región relativamente cerca de Noruega. Muchos dispositivos han aparecido en vertederos, en bosques causando daños a personas. Otro ha aparecido junto a un faro arrojado al mar.




 Noruega colabora desde finales de los 90 para llevar a cabo la retirada, lo antes posible, de todos los GTR de la región noroeste de Rusia. Una colaboración que, a pesar del riesgo del proceso, de momento ha conseguido retirar un tercio de los GTR sin incidentes.