Faros radiactivos abandonados en el Ártico ruso
En la época de la Unión Soviética, el Partido Comunista decidió construir una cadena de faros que guiaran a los buques en los oscuras y largas noches polares a través de las costas inhabitadas del país. Al estar situados en zonas a cientos de millas de cualquier lugar habitado los faros debían ser totalmente autónomos. Se optó por instalar pequeños generadores nucleares que proporcionarían electricidad a los faros durante años, sin necesidad de intervención humana.
El colapso de la Unión Soviética llegó hasta los faros nucleares de las remotas tierras del norte. Éstos dejaron de funcionar tiempo después, principalmente debido a la llegada de buscadores de metal que los asaltaron para llevarse todo lo que encontraran en su interior –incluyendo tal vez una buena dosis de radiación.
Los faros utilizan un tipo de Generador Termoeléctrico de Radioisótopos (GTR), “un simple generador eléctrico que se alimenta por desintegración radiactiva.”
Es el tipo de fuente de energía que proporciona electricidad a diversas sondas espaciales, entre otras la míticas sondas Voyager –lo que las permitió seguir funcionando y enviando datos aún cuando estaban ya muy lejos de la luz solar.
En un GTR el calor se libera al desintegrarse un material radiactivo y se convierte en electricidad por medio de una serie de termopares.
Es decir, que la energía se produce a partir del calor originado por
el GTR. Por tanto el riesgo tiene su origen en el propio material
nuclear en descomposición. Los GTR utilizan normalmente estroncio-90 que
está clasificado como fuente de categoría 1: máxima peligrosidad que puede producir graves quemaduras y la muerte por exposición.
Actualmente todos los GTR instalados en los faros han superado su
tiempo de vida. Según el Organismo Federal de Energía Atómica de la
Federación de Rusia (Rosatom), de entre los más de 650 GTR que es
necesario retirar y sustituir en Rusia, 200 está (o estaban) instalados
en faros de las regiones de Murmansk y Arkhangelsk, una región
relativamente cerca de Noruega. Muchos dispositivos han aparecido en vertederos, en bosques causando daños a personas. Otro ha aparecido junto a un faro arrojado al mar.
Noruega colabora desde finales de los 90 para llevar a
cabo la retirada, lo antes posible, de todos los GTR de la región
noroeste de Rusia. Una colaboración que, a pesar del riesgo del proceso,
de momento ha conseguido retirar un tercio de los GTR sin incidentes.
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